Saturday, February 06, 2010

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A veces veo los dibujos que tengo pintados en el ventanal y recuerdo todo el tiempo que me tomó pintarlos, o sea, no solo pintarlos sino encontrar el diseño, todo el arte que me implicó y yo no creo que haya habido otro proyecto que me haya demandado tanto tiempo mental, fuera de la facultad (eso no es un proyecto)
y creo que en cierta manera él es como un dibujo en el ventanal.

[finalmente ella dijo "regalo o muerte", y yo le respondí "dirección o regalo"]

y yo creo que es bastante eso... es decir, todo siendo una magia de desencuentros. creo que es él con quien disfruto más del desencuentro lento y cariñoso de cada día. Verlo desde afuera, ganar una pequeña caricia, verlo parado al lado mío y mirar hacia arriba para encontrarme con su rostro inmutable.
Tal vez lo único que no creo de él son sus risas. Creo que jamás lo oí reir de verdad. Su verdaderas risas están en sus historias, en sus comentarios filosos, en su café matinal.

El tema es que no creo ser capaz de ofrecerle absolutamente nada. ¿Qué más puedo ofrecerle que esta admiración de quinceañera, esa obsesión circunstancial que viene y va? Nada. No tengo más que una vida sin historias emocionantes, llena de amor al Universo, llena de sueños excéntricos y pretenciosos.

[¿te puedo interrumpir un toque?] Yo creo que sí, todo esto no va a ir a ninguna parte.

A la vez me anima y me desanima pasar tiempo con él.
Tengo terror a la más mínima posibilidad de una relación mayor a la que tenemos. En cierta manera hasta su nombre me estremece un poco, no sabría qué hacer con tanto él. Es por eso, supongo, que no quise siquiera intentar nada jamás. Tal vez sea que me aterra lograr encontrarme finalmente con alguien que de verdad es digno.
O tal vez no lo sea, tal vez no. Y tal vez sea eso lo que temo. Porque si acaso él no es digno, entonces dudo que alguien en este hermoso mundo lo sea.

Me gustaría pensar que es simple timidez. Pero no me convenzo.

Tiene esa sutil manera de tocar que es increíblemente genial. Toca primero tu aire, tu aura, como si pidiera permiso para seguir o acaso se detuviese a jugar con tu energía. Y luego avanza a tu corporiedad para tocar tu hombro o darte un beso de los buenos días. Y es claro que yo me quedo como una estúpida nadando en pensamientos infantiles.

Y es loco ser una persona no ajena a su mundo pero mantenerme completamente ajena a su mundo. Es la manera que tiene de tratar, poco personal y distante. Conociéndolo como no lo conozco, no sé si quiera averiguar qué hay más allá de ese él que yo conozco tan bien. No me pregunto cómo es porque sé que no voy a ser capaz de averiguarlo, al menos no en esta vida. Pero hay tanto por conocer y por amar, que quedarme acá sentada mientras Ga pinta suena como un buen plan provisorio, antes de que las circunstancias nos vuelvan a cruzar otra vez.

Mi mejor fantasía y yo, otra vez hablando, otra vez preguntándome 'what if'.

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