Saboreando lo saborioso
Pensaba en escribirte algo pero recuerdo que no tengo tu dirección aunque podría conseguirla fácilmente pero eso ya no es justo. Quería contarte cómo se ve un poco el mundo de Desde acá, cómo el mundo me acaricia entre Tool y Placebo -su voz mientras, me dice, ¿por qué la gente se plantea el matar pero no el dar vida a lo que no debe nacer?- quisiera alguna vez invitarte a estos tés intelectualoides que no tienen té ni intelecto, entre Ga y yo. Me gustaría que entiendas por completo la importancia de ella sobre mí, y mi importancia sobre ella misma. Somos como un reflejo de la otra, un ping pong de enseñanzas y alegrías y tristezas. Lo que no debe nacer, ella dice. Me pregunto cuándo se puede saber si alguien debe nacer o no, siendo (creo que) Beethoven o Mozart ese gil que nació de una familia de ocho hijos, con hermanos sufriendo síndrome de down y cosas así. Yo no juego a ser dios ni a ser juez, pero sí que juego a otras cosas. Juego a ser gato, cada vez más, más que nada cuando uso vestido y me visto con mi sonrisa de persona hermosa. Juego a que crean que juego con la gente, juego a que piensen que soy una mente maquiavélica y una dominatriz. No sé hasta qué punto la gente cree mi juego, o hasta qué punto la gente ve que todo eso es una fachada.
Dicen que si acaso pudieses ser invisible, también serías ciego. Pero si sos ciego no sos invisible, y si nadie te ve vos podés observar mejor. Y brindar por las conclusiones.
Dicen que si acaso pudieses ser invisible, también serías ciego. Pero si sos ciego no sos invisible, y si nadie te ve vos podés observar mejor. Y brindar por las conclusiones.
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