sexto u octavo estómago

hmmm. que suerte que hoy no tuve un segundo para pensar. que suerte. si hubiese tenido un segundo para pensar hubiese estado neurotica como se ha hecho costumbre o tal vez demasiado gay como para vivir. como sea, no me di cuenta pero ahora que estoy tirada en la cama en una de las posiciones más incómodas que puedan llegar a existir, puedo pensar y AHI es cuando empiezan los problemas. yo debería estar durmiendo pero el cansancio galopante y el dolor de cabeza y la tensión muscular y el sueño se descanecieron cuando logré un buen contacto. ya no espero que dure porque generalmente me ocupo de arruinar todo o de creer que lo arruino todo y deprimirme tanto que arruino todo efectivamente. pero creo que... puede ser. puede ser que-- seguro que sí. pero como le decía a ga ayer o antes de ayer o hace un año o una vida ya no distingo entre mis alucinaciones, mi mundo normal y la realidad. creo que de verdad estoy perdiendo la cabeza, pero no es el punto de todo esto. al menos no ahora. para perder la cabeza primero tengo que tener una y eso lo dudo bastante aunque vaya casi contra la famosa premisa de descartes. todos estos hechos me hacen rumiar bastante y cuando pasan por mi sexto u octavo estómago vuelven a mi boca en forma de conclusiones difusas con espacios en blanco y en gris. y las cosas que voy descifrando me preguntan y me desafían y yo estoy simplemente queriendo digerir mi estupida comida verde sin-que-me-rompan-las-pelotas. pero digerir toma bastante tiempo y cagar un poco más (perdón señor lector si excedo nuestra leve compadrería, pero no hay manera más ilustrativa para decir lo que quiero decir) y yo me aburro en ese tiempo, entonces tomo estas preguntas que llegan rumiadas desde mi sexto u octavo estómago y les busco algún sentido simple. Pero como soy o pretendo ser una matemática, lo simple no me convence en absolutoy entonces tengo que sí o sí buscar y encontrar sentidos y explicaciones de lo más rebuscados posibles y entonces llego a que si no me acerco primero yo, entonces vos no te acercás... lo que es de lo más elaboradamente triste y lineal que podría haber pensado y me parece aún así una buena explicación a un problema que sólo existe en mi sexto u octavo estómago.