Friday, December 19, 2008

golpes.

Tener a mi padre y a mi hermano cerca me cohíbe, pero de todas maneras sigo llorando por adentro. Hoy no hice más que llorar. Sería una ilustre socia de la sociedad emo si me interesara. Es que estoy tan cansada, tan cansada. Los desencuentros son duros. Durísimos y yo ya no sé qué hacer conmigo. Alimentar tu gusano no es bueno pero en este estado no puedo pretender. Son muchas frustraciones, no tenés idea cuántas. Las que me invento y las que son y las que duelen y las que no. Y que me abofetees no es ningún problema en cualquier otro momento. Pero ayer y hoy no puedo soportarlo. Todo lo que hagas me duele multiplicado por siete veces siete. Y mi cuerpo sufre el descuido y hoy ya no me siento hermosa. Hoy soy una simple imagen gris que se mueve dentro de la masa. No me desprecies por ser débil, no suelo ser así. Pero mamá me dice que nada. Mamá no me dice nada porque su voz no se hace escuchar entre tanto ruido. Me duelen los ojos de tanto llorar. Me duelen los ojos de tanto esperar. Me duelen los ojos de tanto mirar. Y me duelen porque mis anteojos se quedaron en el camino y ellos claman por su muleta rota. Hoy no puedo ser, hoy simplemente estoy en el mar... azul en donde mire. Un poco de espuma blanca en la mirada de Ga que no veo pero sé que está. Todo es azul ahora y una hermosa noticia no me supo alegrar. Basta de esto, ya no lo quiero. Pero aunque no lo quiera no como y no trabajo y no sueño y no juego. No quiero estar así pero no hago nada para remediarlo, quizás porque todavía es miércoles. Todavía estoy en ese mar que es el miércoles. Y te atreviste a negar el miércoles. Y yo admití estar loca. ¿Qué más haría si no es admitir mi ridícula locura y sonreir? Ahora sólo me queda sonreir sin ganas. Porque podría luchar pero mis brazos no responden. Podría gritar pero mi boca no admite órdenes. Podría marcharme pero mis piernas están inmóviles. Podría trabajar pero mi cabeza está obstinada en armar ruido. Hoy todo todo me pesa en este estúpido mar. Y ya no te llamo. Ya no quiero llamarte porque no podría soportar otra bofetada. Otra bofetada me dejaría desplomada en el piso, vomitando conejitos alegres. El ruido se iría pero con él me iría yo también. Y yo no sentiría más nada. Ni siquiera lo poco que siento ahora. El agua besandome los cachetes y el cosquilleo en las extremidades. El fracaso en mi frente y las ojeras en mi cara. Hoy no necesito más golpes, pero es éste el momento en el que más golpes recibo. Ya me cansé de pedirle changüís al Universo. A veces me los da y lo admito y los agradezco. Pero no puedo parar de pedirlos, porque cada changüí viene con diez golpes más y yo ya estoy tan cansada y tan destruída y tengo tanto que estudiar que ya no espero aprobar nada. La verdad me hubiese encantado aprobar aunque sea algo. Pero en este estado no puedo estudiar. En este estado no puedo leer. Eso es tal vez lo que más me pesa. Yo necesitaba una caricia y lo único que recibí fueron Insuficientes. Ni un solo aprobado, nada. Y la verdad que lo intenté y no sólo lo intenté sino que hice todo lo que era humanamente posible. Absolutamente nada. Golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes golpes. Golpes. Ya no quiero más. No más promesas.

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1 tuvieron la pesima idea de hacer comments

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Qué cosa che, aún leo que la vida no te da respiro... ¿no será hora de que la alegría te abrace un ratito?

Algún día te encontraré y charlaremos. Hasta entonces,
Pgm.

6:44 AM  

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