Ged

claro. ya casi lo había olvidado. entre todo el bullicio y las cosas que me siguieron pasando, casi que lo olvidé. este viernes fue diferente. este viernes. eso fue... diferente. Bailé con mi sombra y recordé Historias De Terramar, donde Ged se encuentra con la Sombra. y la llama Ged. y yo llamé a la mía Lu y todo tuvo sentido. y la abrazé como Ged abrazó a la suya y fuimos uno: Ged, su Sombra, yo y la mía. y bailamos y jugamos. que lástima que ahora con tanta nube las sombras no sean sombras sino humo o imaginación. que lástima que con tanto Eucrasio casi haya olvidado el evento que me cambió, tal vez no definitivamente pero si esencialmente y por un corto respiro, una brisa de entendimiento y Ged y la palabra verdadera que hace que la Verdad sea. oh Ursula, si me conocieras me entenderías o tal vez no, pero Ged me entendería si fuese más que un personaje de libro y de mi cabeza. porque Ged y yo compartimos más que sombra, compartimos soledad y compañía y magia y amor. más que nada el amor, diferente y jugoso. acaso... siento que las cosas cambiaron. mi sombra y yo cambiamos y el amor cambió pero no. bah, no sé qué cambió exactamente. está allá... en la tierra yerma. llama pero no se escucha. otra vez el vacío, creo que Ged y su sombra y la mía hoy no están, deben haberse quedado en el libro... o tal vez es que yo me quedé en el libro. todo esto por tan poco, qué fácil es sentirme sola de vuelta. no es mi destino, no soy tan emo. pero no quiero sentirme sola y los detalles insignificantes son los que me hacen sentir así y parece ser inevitable. los detalles son los que me interesan, no las grandes catástrofes. si la gente que debería entenderlo lo entendiera, tal vez las cosas serían diferentes. pero eso no sucede y acá estoy yo encerrada en un libro o tal vez en un espacio euclidiano. quisiera que se dieran cuenta, pero yo no tengo las palabras. no las tengo ni tengo quien me las enseñe y todas esas palabras que quiero decir pero no puedo porque no tienen sonido... son sólo ruidos y agua y tal vez colores. todo esto es tan azul que no lo quiero. no quiero más azul por un tiempo largo. y tal vez... tal vez si pudiese decirlo, ya no parece ser trampa decirlo. ya es necesario decirlo pero no me sale y quizás sea por ese estúpido pacto o tal vez sea porque olvidé cómo hablar hace ya tanto tiempo. pero tengo que volver a aprender. tengo que lograrlo o dejar de sufrirlo.