calor y alucinaciones

este fin de semana fue bueno. escribo desde mi insomnio, desde la molesta realidad de que el verano se adelanta y el calor y el insomnio amenazan. ya están acá. vienen y te pican y te salen moretones y vos sólo querés vivir. escribo desde mi droga, que hoy es el melatol aunque me rehusé bastante a tomarlo. tomar melatol es hacer trampa, es como prender el aire acondicionado. hacer trampa contra el verano es desleal: al verano hay que permitirle ser molesto y dejarte pegajoso, al verano hay que dejarlo ser para que el invierno sea aún más bienvenido. este fin de semana fue bueno. hoy me di cuenta que me hacés más bien que la mayoría de ellos. ellos son esas sombras, esos recuerdos que solían ser personas que me importaban. podría decir que me hacés mejor que ellos en sí, pero probablemente faltaría a la verdad, o tal vez no. ante esa posibilidad al menos puedo asegurar que me hacés mejor que lo que recuerdo que me hacían ellos. como sea, estás. todo el tiempo o a veces o tal vez nunca. pero estás y ahora sé que sos naranja, aunque nunca antes me cruzé con alguien naranja y no sé qué puede llegar a ser. como sea, por lo menos hoy y el viernes sos naranja. la cosa es que podrías llegar a ser lo que me falta en la cabeza para salir de verdad. vos que sos una alucinación fabulosa, podrías llegar a serlo. y es obvio que no le estoy hablando a julian, al menos no al julian de carne y hueso y perfume, sino a la alucinación-julián. yo me entiendo. y si fueses mi puerta hacia afuera, debería enojarme con vos por no haber aparecido en mi mente antes. que molesto que, si acaso fueras esa puerta que quiero, no hayas venido antes en forma de nicolas o de dru. como sea, si lo sos, te doy la bienvenida y te pido que te quedes. porque esta puerta está muy buena y siempre la quise. a veces estuvo esa abertura pero siempre fue ventana. la posibilidad de la puerta es prometedora e intrigante, y podría ser el completo caos o una buena historia, o ambas. todo el fin de semana queriendo saber cómo sacar un minimal, un polinomio mónico de menor grado que anule una matriz. un minimal. una puerta! claro que si! una puerta, que anule de la manera más simple a la matriz. un minimal. una puerta. que hallazgo, justo cuando escribo. esa puerta, siempre lejos y cerca y la posibilidad que late y late pom-pom pom-pom en mis oidos cada vez que te tengo cerca y sos tantas cosas pero si encima sos esa ESA puerta, entonces todo esto va a ser todavía mejor. tantas posibilidades, tantas variables. y creo que ya me estoy liberando, sabes? que suerte que así sea, porque este monstruo que tenía mi cara y conocías está agarrando sus cosas y se está yendo. ahora hay que ver cómo evolucionan las cosas, como se mezclan los colores y cómo se mueve el sol. ya no sé qué puede pasar. busco entender pero sé que no lo voy a lograr ni me interesa. cuando juego busco ganar pero no me interesa ganar. y ahora quisiera recibir otro contacto. soy adicta al contacto. quiero más contacto y quiero que seas puerta y que seas sombra y recuerdo. estás ahí, claramente! nunca lo había notado pero encontré el lugar físico donde estás... y ahora que lo sé puedo llamarte cuando quiera. estás ahí: atrás de mi oreja izquierda, dos o dos centímetros para adentro, ladeado para atrás. en un ángulo de treinta grados. te tengo, ya sé dónde estás, aunque estoy segura que podés moverte, como el humo y el agua y las palomas, a cualquier otro lugar de mi cuerpo. una alucinación conveniente puede estar en el lugar donde más le plazca. creo que puedo sentirte ahora, una parte de vos al menos, como un veinticinco por ciento, en mis manos. en la parte opuesta a las palmas. que loco, que seas naranja y que pueda sentir dónde estás oculto con cierta exactitud. claro que, como te alucino, también alucino tu casa y dónde estás. es loco todo esto. que suerte que no exista la realidad y que no exista el julián de carne y hueso y perfume, sólo mi alucinación-puerta y el universo jugando a las escondidas.