bargbargbarg
y veo cómo caminás al son de algun ritmo que no llego a percibir pero sé que está en tus oídos y tus venas, palpitando, dulcemente doloroso. Y sonrío cuando veo tu paso y el ritmo que lo mueve, porque sé que ningún paso sería así naturalmente, algo tiene que impulsarlo y si no es un ritmo es un terremoto o tal vez la energía que dejó el colectivo que pasó peligrosamente al lado tuyo haciéndote ladear hasta casi perder el equilibrio. Pero te veo paso por paso moverte por el océano de aire caliente y tu sonrisa siempre ahí inmediata y solemne: como si se la debieses al universo entero por alguna apuesta o tal vez a modo de penitencia. La cadencia de la ciudad te sienta pero la repelés con desenfadada alegría, lenta y con prisa, entera de magia. Y cuando yo veo tu ritmo pienso en qué fue lo que te puso allí, en ese estado lejano y altaneramente humilde; accesible pero tan imposible de comprender que me atemoriza y regocija al mismo tiempo pero en planos diferentes, como el truco con mate pero más cerca al café que al té. Y me pregunto qué te hace estar acá, al lado mío, mirándome atenta con tus ojos y tu mente. ¿Qué hace que detengas tu tiempo por un rato, en este lugar espantoso, lento, furioso? Este pasar de tiempo, esta cuestión que me mantiene expectante porque sé que hay algo que hace ruido y que vos sabés que el estruendo es ensordecedor pero aún así estás ahí impávida y tranquila, casi grotesca, en el umbral de mi ventana leyendo el libro que alguna vez me recomendaste y yo sabiamente elegí no leer.
Otra vez te inventé monstruosa y atractiva, otra vez te hice imposible y cruel, otra vez me hacés preguntarme las razones y yo acá volviéndome loco tratando de descifrar el acertijo que me dejé para resolver en mi hoja blanca de jugar.
Labels: limes
0 Comments:
Post a Comment
<< Home