La Magia

La Magia es Magia porque es ignorancia

Porque es misterio, porque es desconfianza

Porque es desafío, porque es incoherencia

Porque es maravilla, porque es creencia.



El verso sin esfuerzo que no se aleja de la Verdad. Confiar que todo esto existe y es Existencia. Porque está y no está y desafía cuando baila y se mueve sobre esos hilos delicados y tensos que en cualquier momento podrían reventar. Pero aún así no revientan. Están. Y no están. Depende de qué tan dispuesto estés a verlos. A imaginarlos. A soñarlos. A jugarlos. Y cuando están maravillan y sorprenden y te invitan a un mundo que ya conocías pero que por alguna razón lograste olvidar. Y cuando no están se siente el gusto a lo venidero, a lo no definitivo, a la pausa para lograr la quinta o la tónica y tal vez es una sexta ascendida y nada tiene sentido pero vos esperás, de verdad esperás. Esperás que de verdad exista esa tónica y que suene en ese instante o que simplemente no exista pero que termine la melodía que de cualquier manera te va a hacer perder la cabeza y te va a destruir hasta que. Hasta que el pianissimo empiece de vuelta. Hasta que el Pianissimo y la sugerencia y la magia y el crescendo y las cuerdas y los vientos y el agua y el espíritu y la batuta del Niño Director por fin se alze y el Forte, Oh! El Forte! Ese maravilloso Forte y ya no poder evitar bailar y volar y en ese momento las sextas ascendentes son sólo carrozas que invitan al País de las Maravillas o a Recoleta o a Liniers, pero ya es indiferente porque ahí está: ahí está al fin. La tónica. La cuarta. La quinta. La tónica. La conclusión de manual para cualquier armonía, la más simple y natural. La magia y el sueño y el adormecimiento de los dedos. Paz. Alas. Humo. Rayuela. Y cuando ya estás completamente en paz, recién empieza el segundo movimiento.