Monday, March 29, 2010

bargbargbarg

y veo cómo caminás al son de algun ritmo que no llego a percibir pero sé que está en tus oídos y tus venas, palpitando, dulcemente doloroso. Y sonrío cuando veo tu paso y el ritmo que lo mueve, porque sé que ningún paso sería así naturalmente, algo tiene que impulsarlo y si no es un ritmo es un terremoto o tal vez la energía que dejó el colectivo que pasó peligrosamente al lado tuyo haciéndote ladear hasta casi perder el equilibrio. Pero te veo paso por paso moverte por el océano de aire caliente y tu sonrisa siempre ahí inmediata y solemne: como si se la debieses al universo entero por alguna apuesta o tal vez a modo de penitencia. La cadencia de la ciudad te sienta pero la repelés con desenfadada alegría, lenta y con prisa, entera de magia. Y cuando yo veo tu ritmo pienso en qué fue lo que te puso allí, en ese estado lejano y altaneramente humilde; accesible pero tan imposible de comprender que me atemoriza y regocija al mismo tiempo pero en planos diferentes, como el truco con mate pero más cerca al café que al té. Y me pregunto qué te hace estar acá, al lado mío, mirándome atenta con tus ojos y tu mente. ¿Qué hace que detengas tu tiempo por un rato, en este lugar espantoso, lento, furioso? Este pasar de tiempo, esta cuestión que me mantiene expectante porque sé que hay algo que hace ruido y que vos sabés que el estruendo es ensordecedor pero aún así estás ahí impávida y tranquila, casi grotesca, en el umbral de mi ventana leyendo el libro que alguna vez me recomendaste y yo sabiamente elegí no leer.


Otra vez te inventé monstruosa y atractiva, otra vez te hice imposible y cruel, otra vez me hacés preguntarme las razones y yo acá volviéndome loco tratando de descifrar el acertijo que me dejé para resolver en mi hoja blanca de jugar.

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Thursday, March 18, 2010

La lluvia ingrata

Viaje de colectivo, lleno de gente.

Sólo el mundo más intrincado y caprichoso que inventé es capaz de concederme un asiento en este colectivo: lo sé.

Ha sido una lluvia ingrata la que mojó mi piloto hasta convertirlo al marrón oscuro que ahora tiene: no hay rastro de su color seco original antaño elegido por mi tía para su propio placer estético. Piloto heredado es doble piloto, y es medio impermeable.

La lluvia ha sido ingrata, pero Piazzolla.

Me corre un frío por la espalda que, de ser frío y no duendes, va a hacer estragos en mi gripe nonata.

Pero tengo que encontrar mi aguja de tejer para tejer Piazzolla, para tejer colectivo, para tejer lluvia ingrata.

Meto la mano en mi mochila y mi mano se sumerge en papeles. Todos ellos cortados a mano (lo noto por sus bordes húmedamente suaves) ... no recuerdo haber guardado tantos papeles en mi bolso: tal vez algún que otro boleto de colectivo, una vieja carta de amigos olvidados, instrucciones para llegar a algún lugar que nunca fui, pero no tantos papeles como para que cubran mis dedos y acaricien mis uñas.

Todos estos papeles-- ¿Qué son? Yo no los dejé allí. Tal vez fui yo en algún loco intento de querer decirme algo en un momento de tormenta ingrata luego de la reconciliación universal... O tal vez fue ese bicho raro que a veces se despierta en mi cama y va a trabajar en mi lugar de vez en cuando, haciéndose llamar por mi nombre y viéndose exactamente como me veo yo.

Ver. Esas cosas que hace la gente cuando quiere encontrar una respuesta. Podríamos observar con sólo oir u oler o simplemente cancelar los sentidos y verdaderamente sentir, pero la gente insiste en querer ver y hoy, sólo porque la lluvia ha sido ingrata pero Piazzolla, voy a darles el gusto y mirar aquellos misteriosos papeles en los que todavía mi mano permanece sumergida.

Contraigo los dedos, benditos pulgares opuestos que han permitido al orden primate asir herramientas para lograr que yo pase todo mi día despierto tipeando enfrente de un rectángulo de luz. Cierro mi mano y extraigo finalmente los pedazos de papeles, para verlos -o, mejor dicho, no verlos- desvanecerse en el aire como conjuro de desamor.

Allá están, supongo, esperándome en los sueños al lado de las doncellas letradas y el café con leche ideal. Sé que siguen existiendo porque puedo observar sin mirar, puedo entender que las energías dan vueltas como humo denso y caprichoso lejos de todo cálculo físico y cerca de varias intuiciones medianamente lógicas.

Como conclusión completamente aceptable tejí mi vuelta a casa en color Verde De Ga, para encontrarme con mi hogar y sus insectos huidizos, regios adeptos a mí política de 'aléjate de mí y yo fingiré no haberte visto: tú vives y yo te ignoro'. Hemos tenido largas conversaciones aquellos invertebrados diplomáticos y yo, y al fin logramos un acuerdo que nos beneficia a ambos por igual.

Cena, película insulsa y letras corriendo por doquier, hoy no es día de adormecer mi mente con imperios de pixeles.

Hoy prefiero mas bien, armar un castillo de cartas insondablemente sonrientes y permitir que la ingrata lluvia lo derrame y lo derrumbe hasta que no quede más de él que el breve frenesí de la derrota fútil.



















~~

(bonjour amada Ga!)

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Thursday, March 04, 2010

ñam

hey
y qué si todo esto es posible?

mientras escucho hip hop blanco pop nu metal (todo eso junto en la misma música)
todo parece tomar un giro loco

what if?


what if todo se pudo cambiar asi de fácil?


un poco injusto, debo decir.


ah, pero no sé tampoco hasta qué punto es injusto.
de cualquier modo no existe la justicia.


ñam, pero qué bueno ver ciertas cosas, que pasan al rededor, yo acá, sentada, pensando en huir, quedándome, fumando un pucho, dejando de fumar, pensando en un nuevo tatuaje, tiñendome el pelo, hablando, llamando, sonriendo, maullando, oyendo música basura.

ja.


bienvenido caos

adorado seas quien seas.

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