Sunday, November 29, 2009

paz de huevo revuelto

si sigo colgando el mate se me va a enfriar la voluntad y lavar la iniciativa.


oh sí, sour times. brillante canción crispadísima que, por temporadas
significó tantas cosas diferentes.


tal vez si te hubiese conocido en otro lado, algunas cosas hubieran
sido diferentes. creo que insisto un montón en que las cosas hayan
sido diferentes: es como si algo en algún momento se salió de libreto
en la realidad y quisiera volver a ese punto de inflexión para poder
recuperarlo y chuparle la esencia como no se debe hacer con el mate.

ñam, pero cosa. y algo. tu cosa y mi algo. Monstruos violetas.
Bestias, si me lo permite por hoy.


ya te lo dije, me caes mejor cuando sos un ortiva. Lobo como debe ser-


Nota mental, Ga: mientras soñaba con él, manu te escribía. O manu me
inyectaba un sueño de él mientras soñaba con vos escribiendo. O tal
vez era la Voluntad de su monstruo violeta venir y traer Sour Times
importado de Europa y el monstruo creativo de Meh. como sea, paz de
huevo revuelto para tí.


y para mí, oh sí.

0 tuvieron la pesima idea de hacer comments

Friday, November 20, 2009

Una carta en el umbral de la antesala

Señor Anfitrión:
Quisiera decirle antes que cualquier otra cosa, que en mi humilde opinión y sin esperar que esto lo sorprenda o acaso lo halague, usted es poseedor del mayor de mis aprecios. Al menos a mí -y sé, señor Anfitrión, que eso no significa mucho- me sorprende que una persona como usted haya ganado mi cariño. Casi como un enamoramiento si me lo permite, salvando las distancias.
No se sienta usted ofendido por mi expresión, señor Anfitrión, pues no es mi intención ofenderlo al mencionar la trillada frase "una persona como usted". Simplemente asumo la realidad de que una persona como usted no es una persona como yo; lo que quiero decir, en palabras menos elegantes, es que usted y yo pertenecemos a universos completamente disjuntos, salvo, claro, usted y yo; de verdad creo que hemos encontrado la manera de encontrarnos, valga la redundancia.
Dicho esto me permito abordar el tema central de esta carta. La cuestión es que debo partir, señor Anfitrión, por más que nos pese. Ya he mencionado renglones arriba que verdaderamente lo estimo. Ruego que entienda que esto no es personal: no es su persona lo que pulsa mi partida, mas bien es todo lo que no es usted.
No es, le aseguro, su sonrisa brillante ni su mirada profunda, señor Anfitrión. Discúlpeme el atrevimiento, pero debo decir que tampoco es su andar chueco ni sus sucesivas quejas sobre el clima. Le aseguro que tampoco tiene que culpar a su mirada huidiza que usa sólo cuando está muy preocupado, mucho menos el movimiento mecánico que hace su pierna cuando no le está prestando atención. No son nuestras conversaciones mundanas, por todos los cielos. No es el mate amargo ni el café con leche fría, ni su manera de acariciar con sumo cariño al perro del vecino.
Lo que hizo que tome esta horrible decisión es el ruido de todo lo que nos rodea, señor Anfitrión. No es sólo el ruido de la televisión desfilando películas viejas, sino también el ruido insoportable del perezoso pasar del agua desde el termotanque hasta la canilla, las estruendosas preguntas de protocolo, el sistemático choque de las campanas de la cena-a-las-nueve-en-punto. Señor Anfitrión, debo admitir aunque me duela que no puedo soportar viéndolo ausente en la mecánica diaria, en las paredes blancas iluminadas trágicamente por lamparitas colgando del techo, esperando ser lámparas cuando-tenga-tiempo-de-instalarlas.
La impotencia me ha superado y ya no puedo permitirme el no permitirme hacer algo al respecto. Sin embargo no es mi responsabilidad ni está bajo mi poder tomar cartas en el asunto, por más que me pese. Amado señor Anfitrión, ganas no me faltan de empujarlo violentamente a la vida: convencerlo que sus contados minutos en este mundo no son dignos de ser desperdiciados barriendo un piso que no está sucio o haciendo sobremesa con una película que conoce y, para colmo, no disfruta.
Por todo esto, tomo la medida de renunciar al inquilinato. Me voy antes de que su letargo me contagie, ya que mi vigilia no pudo contagiarlo a usted. Parto a un destino incierto; me detendré en ninguna parte. Prefiero ser para usted un hermoso recuerdo de tarde con mate y bizcochitos, que ser una vida de siesta y carne al horno.


Llevo en mi bolso todo lo que requiero, no se preocupe por mí: llevo mi anotador para escribirle cartasque no le enviaré, anteojos para ver en detalle todo lo que usted jamás conocerá, agua para calmar la sed luego del esfuerzo que no tendrá el valor de hacer, cigarrillos para saborear las victorias que usted no celebrará, y, por supuesto, migajas de pan para dejar en mi camino: por si en algun momento le apetece acompañarme.



~~

Labels:

2 tuvieron la pesima idea de hacer comments

Tuesday, November 10, 2009

Ese cuento pochoclero que mi cabeza me contó cuando te fuiste de la cama

Te sentí despertarme con el movimiento cuidadoso que haces con las sábanas y no necesité abrir los ojos para saber que tu intención no era traerme a la vigilia. Sentí tus finos pies chocar el frío del piso cerámico en la ciega búsqueda de la alfombra o tus zapatos. Te levantaste como una gacela, con una de esas destrezas que marcan tus formas gatunas y oí tus silenciosos pasos uno y uno hacia el baño.
No quise que oyeras mi despertar hosco ni que sintieras que tu cruzada por levantarte sin luz había sido en vano. Supe que si abría los ojos más de la cuenta ya serías capaz de oirme o de acaso olerme despierto así que me concentré en sólo escuchar.
El agua acarició tibia tus manos y reconocí de manera mecánicamente exacta cómo te rascaste el cabello somnolientamente enredado. Oí cómo te miraste al espejo y por supuesto supe que tu atención se posó en ese pequeño punto negro en tu mejilla, que te acercaste lentamente al espejo para verlo mejor.
Tus pasos volvieron a sonar mudos por el pasillo, caminando hacia mí y yo volví a ser cuidadoso en fingir oniria: como si me hubiese movido en tu ausencia y quisiera reconstruir la escena antes de que tu perfume se acercara a mí.
Ya al lado mío y aún sin prender luminaria alguna sentí tu respiración cerca y te oí llorar en silencio. Dolió no ser capaz de abrazarte o decirte una palabra de aliento para alegrarte pero para tí yo estaba dormido y quería que siguieses pensando eso.
Momentos después - y por suerte: no habría sido capaz de aguantar la tentación de despertar por tí mucho más - tu respiración se alejó algunos metros y no tuve que abrir los ojos para saber que estabas en frente del armario. Tus manos deben haber acariciado mucha ropa en la penumbra hasta lograr su elección.
Tu pijama de seda se deslizó luego por tu tersa piel, como una competencia titánica para saber quién es más hermosa - acaso la seda, tu piel o vos misma - y pudo reproducir tu figura desnuda con lujo de detalles sin mirarte: la curva de tu cintura, la forma de tu ombligo, los pliegues de tus piernas, todos y cada uno de tus lunares, su forma y su color respectivo. Ya mi cuerpo no fue capaz de responder pero por un segundo quise derrotar mi actuación de sueño para acariciarte una vez más y disfrutarnos como la primera y la última vez.
Al oir la tela acariciándote de vuelta y percibir la ruta de tu perfume floral supe que habías elegido el vestido negro corto que te había regalado para nuestro aniversario. No tuve que urgar mucho en mis recuerdos para saberte perfectamente hermosa con él, arte de magia de las formas que elegí para verte aún más mía.
Caminaste con un andar pesado hacia el baño otra vez y podría haber abierto los ojos pero no fue necesario ni meritorio: por el tiempo que tardaste en frente del espejo y los metódicamente estudiados ruidos adiviné que te habías pintado los labios de rojo carmesí.
Tomaste los zapatos de taco alto que dejaste (dejamos) anoche en el pasillo y te fuiste sin saludarme, cerrando la puerta de nuestra casa silenciosamente.
No es posible que hayas ido a los brazos de otro... conmigo tienes todo lo que necesitas para ser feliz, y sabes que tú eres lo que me trajo a la vida. No serías capaz de engañarme, no en este mundo, tú me amas tanto como yo a tí. Debes haber tenido una excusa, una explicación... una historia de la que ambos nos reiríamos cuando te cuente de mi actuación de dormido, de mi locura de celos.
No serías capaz de irte de mi lado, no tendrías razón para hacerlo... verdad? Si tan sólo pudiese abrir mis ojos, mover mis brazos hacia el teléfono para llamarte y fingirme calmo y preocupado y preguntarte dónde estás pero mi cuerpo pesa por el sueño profundo y tengo los ojos pegados de tanto evitar abrirlos. Quizás todo esto sea una pesadilla y todavía duermes al lado mío.
La puerta de calle se abre y qué suerte que has vuelto, mi amor. Había temido cosas espantosas pero aquí estás de vuelta en casa, donde pertenecemos.
Iba ya a levantarme por más que cueste pero oí una voz masculina al lado tuyo y me congelé. ¿Cómo pude ser tan ingenuo? ¿Cómo pudiste abusar así de mi confianza? ¿En nuestra propia casa? ¿Conmigo presente?
Momento... Nada de lo que me imagino debe ser verdad. Esto es un simple malentendido. Es mi amor jugándome una mala pasada. Luego lo hablaremos y todo se aclarará. Lo oigo decir una palabra pero lo único que pude descifrar fue tu respuesta: fría, lejana:
-El cuerpo está en la cama. Pueden llevarselo.

0 tuvieron la pesima idea de hacer comments

Monday, November 09, 2009

Carta D

No sé muy bien por qué pero apareciste bastante en mar del plata, en todas esas intensas conversaciones con Ga. Ahora se me viene a la cabeza que vos algún día en el burger dijiste que alguien te había dicho que sos un índigo pero yo no me lo creí... No me lo creí porque yo reconozco a mis semejantes índigos y no te reconocí como uno pero creo que al conocerte mejor encuentro en vos una potencialidad llamativa. Afirmo mi opinión de que no sos un índigo, pero agrego un todavía: Todavía no sos índigo. Me gusta verte tomar ciertas actitudes que son bastante mías porque sé que ves-un-poco-más-allá. Algo de brujo tenés, aunque todavía está muy tapado por todas esas vidas que elejís vivir antes que la tuya propia. Más terrible es mi caso, que sabiendo que soy mucho más de lo que hago, elijo no ser (o elijo, al menos, la comodidad de ser sólo la parte que entendí cómo ser). Quisiera decirte todas estas cosas de una manera menos encriptada pero me resulta muy difícil escribir de una manera legible, éste es mi estilo hasta que aprenda otros estilos y reelija el que uso por amor y no por comodidad. Como decía al principio (y ya tuve que irme por las ramas de mi cerebro atiborrado de tintura) apareciste mucho en mis conversaciones con Ga. Porque, ahora pienso, sos un poco como yo pero desde el otro lado. Como si todavía no hayas sido capaz de romper el espejo, y yo pude pero el vidrio roto me puso tan loca que elejí quedarme en un rincón temblando. No sé si voy a poder decirte algo que te sea valioso... tal vez si lo intentara podría encontrar las palabras perfectas para llevarte por el camino que yo hice eventualmente y funcionó. Pero claro que si quiero conducirte entonces perdería la conducción porque es como hacer trampa. Sin embargo, sé que todo lo que te digo me marca a mí pasos en retrospectiva. Como las migajas de Hansel y Gretel, y un chabón que baje a escopetazos los pájaros barderos que vienen comiéndose las migajas. Qué preocupante, últimamente temo estar cayendo en un pozo interminable pero me niego a las calamidades de novela mexicana. Acá el dolor es sonrisa en el momento equivocado, y alegría es puñal de autenticidad. Supongo que voy a tener que escribirte sin mandarte nada por un rato, hasta que encuentre la manera convincente de hacerme entender. En este estado literario lo único que puedo lograr es que leas y digas "qué lindo" o, peor aún, "no te entendí". En realidad yo quiero dejarte un mensaje, quiero guiarte un poco para guiarme a mí. Me parece que, después de todo, acabo de inventarme un discípulo imaginario.

Labels:

1 tuvieron la pesima idea de hacer comments